"Así estaban las cosas con el lobo estepario, y es fácil imaginarse que Harry no llevaba precisamente un vida agradable y venturosa. Pero con esto no se quiere decir que fuera desgraciado en una medida singularísima (aunque a él mismo así le pareciese, como todo hombre cree que los sufrimientos que le han tocado en suerte son los mayores del mundo). Esto no debiera decirse de ninguna persona. Quien no lleva dentro un lobo, no tiene por eso que ser feliz tampoco. Y hasta la vida más desgraciada tiene también sus horas luminosas y sus pequeñas flores de ventura entre la arena y el peñascal. Y esto ocurría también al lobo estepario.
Por lo general, era muy desgraciado, eso no puede negarse, y también podía hacer desgraciados a otros, especialmente si los amaba y ellos a él. Pues en él más que uno de los dos lados. Algunos le querían como hombre distinguido, inteligente y original y se quedaban aterrados y defraudados cuando de pronto descubrían en él al lobo. Y esto era irremediable, pues Harry quería, como todo individuo, ser amado en su totalidad y no podía, por lo mismo, principalmente ante aquellos cuyo afecto le importaba mucho, esconder al lobo y repudiarlo. Pero también había otros que precisamente amaban en él al lobo, precisamente a lo espontáneo, salvaje, indómito, peligroso y violento, y a éstos, a su vez, les producía luego extraordinaria decepción y pena que de pronto el fiero y perverso lobo fuera además un hombre, tuviera dentro de sí afanes de bondad y de dulzura y quisiera además escuchar a Mozart, leer versos y tener ideales de humanidad. "
Hermann Hesse "El lobo estepario"
2 comentarios:
Un libro que me marcó y, penosamente, ya ni recuerdo por qué. Leído ahora el extracto que muestras, cobra de pronto mucho sentido. Demian, Bajo la rueda, Siddaharta y quizás alguno más, estuvieron en mi mesilla toda mi adolescencia. Pena no tener otra vida para volverlos a leer
Confieso que este verano he utilizado tiempo de esta vida en volverlo a leer y las sensaciones han sido muy diferentes a cuando lo leí a los 15 años. Entonces pasé por alto muchas cosas, lo disfruté de otra manera y ahora me ha servido para constatar la enorme imperfección de mi memoria.
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