domingo, 30 de agosto de 2009

Un perro ha muerto


Un perro ha muerto

Mi perro ha muerto.

Lo enterré en el jardín

junto a una vieja máquina oxidada.

Allí, no más abajo,ni más arriba,

se juntará conmigo alguna vez.

Ahora él ya se fue con su pelaje,

su mala educación, su nariz fría.

Y yo, materialista que no cree

en el celeste cielo prometido

para ningún humano,

para este perro o para todo perro

creo en el cielo, sí, creo en un cielo

donde yo no entraré, pero él me espera

ondulando su cola de abanico

para que yo al llegar tenga amistades.

Ay no diré la tristeza en la tierra

de no tenerlo más por compañero

que para mí jamás fue un servidor.

Tuvo hacia mí la amistad de un erizo

que conservaba su soberanía,l

a amistad de una estrella independiente

sin más intimidad que la precisa,

sin exageraciones:

no se trepaba sobre mi vestuario

llenándome de pelos o de sarna,

no se frotaba contra mi rodilla

como otros perros obsesos sexuales.

No, mi perro me miraba

dándome la atención necesaria

la atención necesaria

para hacer comprender a un vanidoso

que siendo perro él,

con esos ojos, más puros que los míos,

perdía el tiempo, pero me miraba

con la mirada que me reservó

toda su dulce, su peluda vida,

su silenciosa vida,cerca de mí,

sin molestarme nunca,

y sin pedirme nada.

Ay cuántas veces quise tener cola

andando junto a él por las orillas del mar,

en el Invierno de Isla Negra,

en la gran soledad: arriba el aire

traspasando de pájaros glaciales

y mi perro brincando, hirsuto,

lleno de voltaje marino en movimiento

mi perro vagabundo y olfatorio

enarbolando su cola dorada

frente a frente al Océano y su espuma.

alegre, alegre, alegre

como los perros saben ser felices,sin nada más,

con el absolutismo de la naturaleza descarada.

No hay adiós a mi perro que se ha muerto.

Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.

Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.


Neruda

martes, 25 de agosto de 2009

Stephen Spender


'Sujeto: Objeto: Oración', de Stephen Spender


Un sujeto pensó que por tener un verbo
con múltiples objetos regía una oración.
¿Acaso la gramática no le legó estos sustantivos
de los que tomó posesión en justa herencia?
Sus objetos son ‘vino’, ‘mujeres’ y ‘riqueza’
y una oración subordinada: ‘todo lo que la vida puede dar’.
Se aficionó tanto a poseer lo dicho que, finalmente,
se encontró a sí mismo convertido en ser subjetivado.
‘Sujeto’, advertía el diccionario, significa ‘alguien regido por
una persona o cosa’. ¿No era, pues, esclavo del ‘tener’?
Para lograr independencia debía transformarse en ‘objetivo’
lo cual significaba liberación del verbo ‘haber’.
Buscando autonomía estudió el contexto
que rodeaba a su oración, para observarla en perspectiva:
la parafraseó, realizó un análisis crítico,
volvió a leerla y se sintió más ‘objetivo’.
Después, con sobresalto, se dio cuenta de que la frase
como ‘sujeto-objeto’ es doblemente traicionera.
Una frase queda condenada a permanecer como fue expuesta
-como una ‘sentencia de vida’, como una ‘sentencia de
muerte’, por ejemplo.


Este gran poeta inglés, luchó junto a George Orwell en las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil. Fue traductor al inglés de la obra de Bertold Brecht

Traducción de Jorge Ferrer Vidal.

Leido en: 20 minutos

lunes, 3 de agosto de 2009

La catedral del mar de Ildefonso Falcones



Hace algún tiempo, una entrañable, amiga me remitió por correo este libro a modo de regalo. Quise dedicarle una lectura reposada y tranquila y he aprovechado estas vacaciones para meterlo en la maleta.
Confieso que me ha parecido entretenido, y que mi gusto por la novela histórica, me llevó a terminarlo en los dos primeros días de vacaciones.
El comienzo es fulgurante y bastante crudo, luego decae para volver a levantar el vuelo, en el tramo final.
A mi modesto entender, no dibuja los personajes con la suficiente técnica y da más prioridad a los acontecimientos y pinceladas sociales que a la visión interna de los protagonistas.
Quizá me creé, demasiadas espectativas y por eso las peripecias de Arnau que desde simple siervo, llega a Cónsul del Mar, me hayan dejado un poco frío.
Esto no quita, que agradezca a mi amiga el regalo, y que comprenda, las razones que sin duda hicieron que ella lo disfrutara con más intensidad.