jueves, 17 de julio de 2008

El viejo y el mar

Fragmento
"-¿Lo recuerdas realmente o es que yo te lo he
contado?
-Lo recuerdo todo, desde la primera vez que
salimos juntos.
El viejo lo miró con sus amorosos y confiados
ojos quemados por el sol.
-Si fueras hijo mío, me arriesgaría a llevarte
-dijo.. Pero tú eres de tu padre y de tu madre, y
trabajas en un bote que tiene suerte.
-¿Puedo ir a buscarle las sardinas? También sé dónde conseguir cuatro carnadas.
Tengo las mías, que me han sobrado de hoy. Las puse en sal en la caja.
-Déjeme traerle cuatro cebos frescos.
Uno-dijo el viejo. Su fe y su esperanza no le habían fallado nunca. Pero ahora empezaban a revigorizarse como cuando se levanta la brisa.
Dos -dijo el muchacho.
Dos -aceptó el viejo- . ¿No los has robado?
-Lo hubiera hecho -dijo el muchacho- Pero éstos los compré.
Gracias -dijo el viejo- Era demasiado simple para preguntarse cuándo había alcanzado la humildad. Pero sabía que la había alcanzado y sabía que
no era vergonzoso y que no comportaba pérdida del orgullo verdadero.
-Con esta brisa ligera, mañana va a hacer buen día -dijo.
-¿A dónde piensa ir? -le preguntó el muchacho.
-Saldré lejos para regresar cuando cambie el viento. Quiero estar fuera antes que sea de día.
-Voy a hacer que mi patrón salga lejos a trabajar -dijo el muchacho- Si usted engancha algo realmente grande, podremos ayudarle.
-A tu patrón no le gusta salir demasiado lejos.
-No .dijo el muchacho., pero yo veré algo que él no podrá ver: un ave trabajando, por ejemplo. Así haré que salga siguiendo a los dorados.
-¿Tan mala tiene la vista?
-Está casi ciego.
-Es extraño -dijo el viejo-. Jamás ha ido a la pesca de tortugas. Eso es lo que mata los ojos.
-Pero usted ha ido a la pesca de tortugas durante varios años, por la costa de los Mosquitos, y tiene buena vista.
-Yo soy un viejo extraño.
-Pero, ¿ahora se siente bastante fuerte como para un pez realmente grande?
-Creo que sí. Y hay muchos trucos."

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