sábado, 7 de febrero de 2009

Edgar Allan Poe

El Bécquer americano y el primer gran maestro del relato corto, nació en Boston en 1809. El 19 del pasado mes de enero se celebró su centenario y recordé Berenice, aquel cuento suyo, que leí en un libro de Roger Vadim, que se titulaba "Vampiros entre nosotros".
Era la época en que el Sr. del círculo de lectores nos traía a casa un par de libros al mes, que yo elegía y mi madre pagaba.
Me atrajo mucho, esa neblina de misterio y romanticismo de sus escritos. Pero no fue hasta años más tarde, cuando descubrí la profundidad de su poesía.

UN SUEÑO
¡Recibe en la frente este beso!
Y, por librarme de un peso
antes de partir, confieso
que acertaste si creías
que han sido un sueño mis días;

¿Pero es acaso menos grave
que la esperanza se acabe
de noche o a pleno sol,
con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño
dentro de un sueño.

Frente a la mar rugiente
que castiga esta rompiente
tengo en la palma apretada
granos de arena dorada.
¡Son pocos! Y en un momento
se me escurren y yo siento
surgir en mí este lamento:
¡Oh Dios! ¿Por qué no puedo
retenerlos en mis dedos?
¡Oh Dios! ¡Si yo pudiera
salvar uno de la marea!
¿Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño dentro de un sueño?
Versión de Carlos Arturo Torres

Fragmento sacado de A media voz